Ideas a medio acabar...
Flotanto, flotando, flotando.
martes, 11 de marzo de 2014
miércoles, 5 de febrero de 2014
La vida se ríe de mí. Soy débil. Lo
quiero y él me quiere, pero menos. Y cuando se
aleja y lo pierdo de vista al cruzar la esquina, soy incapaz de seguir
andado. Me siento y lloro y me auto-compadezco. Y él
vuelve y me dice, -sólo fue un momento y casi sin darme cuenta pero
ya estoy aquí- y yo me olvido. Del desamparo y el desconsuelo y
sobretodo de la profunda soledad, lo dejo todo en el suelo como una
caquita de perro ilegal y poco cívica.
- Haz de tripas corazón y
recógela- ya sé que está caliente, que huele mal, que es una puta
mierda pero... -¡Recógela!
No te das cuenta de que el fantasma de tus
cobardías te sigue, cual Jansel y Gretel, guiado por las miguitas
que le dejas.
viernes, 9 de agosto de 2013
Pu.
Me despierto algo incómoda , no es mi almohada. Estoy en mi cuarto pero no es mi almohada, raro. Me atenaza el pánico como siempre me ocurre en plena oscuridad y decido levantarme a por un poco de luz ¡Pum! dedo roto contra objeto inidentificado en emplazamiento no autorizado. Un momento... oigo tu respiración y cambio varios miles de kilómetros de latitud. No es mi cuarto, es el nuestro.
Mi fobia a la oscuridad se evapora en tu cálida presencia, es un remedio realmente eficaz. Yo, que me creo tan sólida, veo el hilo fluorescente que nos une en plena noche y sólo soy capaz de tirar lo suficiente para ir a hacer pipi, no vaya a ser que se rompa.
Brides les Bains.
Resulta que las abejas no dan tanto miedo y la nieve vale su peso en oro. Que la lluvia y el sol son de interés nacional, pero ni rastro del arcoiris. El arcoiris ha sido más listo y se ha quedado en casa con mami.
Resulta que el tiempo adquiere un sentido hasta ahora totalmente desconocido, así como el color verde. La vida se mide de veinte en veinte minutos (más bien diecisiete) y las uñas crecen cual árbol menoa custodiando un precioso tesoro. El universo sonríe desdentado sobre los picos mas altos de La Vanoise y el resto paseamos nuestra insignificancia con orgullo y cansancio por la única calle de un pueblo cualquiera de los Alpes.
Las flores no se compran, ¡se disfrutan! y salir de casa es protagonizar una película de gran presupuesto sobre el mejor de los escenarios. La gente desayuna "bonjours" con extra de sonrisa amigable. La dieta es estricta pero las aceras son anchas.
Resulta que era cierto, tus elecciones pueden sólo regirse por la caprichosa voluntad de tus designios y la felicidad gobierna ciertas tierras con manga muy ancha.Te dan un hilo, incluso te dejan elegir el color y unas bonitas tijeras (porsiacasovaya) y dibujas. Dibujas con las manos, libertad y mucho dinero. Para comprar cualquier cosa. Cualquier cosa excepto: polvos flu, trasladores, escobas voladoras, aviones todolorápidoqueyonecesito, puertas interestelares, giratiempos o en definitiva cualquier cosa con la que poder ir a casa...
Resulta que el tiempo adquiere un sentido hasta ahora totalmente desconocido, así como el color verde. La vida se mide de veinte en veinte minutos (más bien diecisiete) y las uñas crecen cual árbol menoa custodiando un precioso tesoro. El universo sonríe desdentado sobre los picos mas altos de La Vanoise y el resto paseamos nuestra insignificancia con orgullo y cansancio por la única calle de un pueblo cualquiera de los Alpes.
Las flores no se compran, ¡se disfrutan! y salir de casa es protagonizar una película de gran presupuesto sobre el mejor de los escenarios. La gente desayuna "bonjours" con extra de sonrisa amigable. La dieta es estricta pero las aceras son anchas.
Resulta que era cierto, tus elecciones pueden sólo regirse por la caprichosa voluntad de tus designios y la felicidad gobierna ciertas tierras con manga muy ancha.Te dan un hilo, incluso te dejan elegir el color y unas bonitas tijeras (porsiacasovaya) y dibujas. Dibujas con las manos, libertad y mucho dinero. Para comprar cualquier cosa. Cualquier cosa excepto: polvos flu, trasladores, escobas voladoras, aviones todolorápidoqueyonecesito, puertas interestelares, giratiempos o en definitiva cualquier cosa con la que poder ir a casa...
martes, 5 de marzo de 2013
miércoles, 22 de agosto de 2012
Au revoir!
La
palabra definitiva es casi una falta de respeto al devenir de las cosas
hermosas. Como tú. Existe el cambio, el movimiento, los aviones y por
consiguiente la energía cinética, potencial, las inquietudes y los parapentes.
Sin embargo algo es seguro, nada de ello va a quedarse nunca quietito
esperándonos. Y eso en su esencia mal no está, el problema es el escenario, la
parte estática, las pistas de despegue, el punto del que se tiran los
parapentes, el papel donde resuelvo mis problemas de física, esas cosas... lo
que se queda viendo cómo te alejas.
Lo que te quiero decir es que… Donde ayer
había un pozo hoy puede que haya una tapia o quizás un jarrón de piedra
desproporcionado y bajo tierra del que brotan matojos y arbustos. No deja de
ser hermoso, siempre y cuando mantengas viva su grandeza.
¿Ves por dónde voy verdad? El adiós se me
antoja contigo casi una palabrota y donde ayer hubo un pequeño prado verde de
ensueño rodeado de edificios blancos somníferos puede que mañana haya un
recuerdo inolvidable y para hacer una excepción, tan intangible como
definitivo.
Te voy a echar de menos.
Curioso.
La brisa soplaba y soplaba sobre el
atardecer, soplaba quien quiera que sople la brisa y la empuje del todo, fuera
de donde quiera que sea. Golpeaba allá abajo las alas de una tierna mariposa,
golpeaba y golpeaba, se dejaba golpear y volaba con ella. Pretendía engatusar a
todo objeto capaz de flotar: hoja, idea, bolsa plástica o envoltorio de
caramelo brillante. Lucía sus mejores galas con aquel olor característico a
mañana de domingo bien temprano, croissant recién hecho.
Era realmente un buen día para respirar bien
fuerte y sin embargo al hacerlo Marie cayó al suelo quedándose por un momento
sin aire. Permaneció suspendida una eternidad en una postura de lo más cómica
hasta que logró aterrizar de emergencia sobre su tercer metatarso. Rotura segura,
de algún que otro hueso y sin duda, de su desafortunada dignidad.
Justo
en el momento en que Pierrot pasaba por allí, qué cosas… Él se giró instantáneamente, ante el inequívoco sonido de la expectación, un
silencio curioso. La brisa en cambio, le había preparado un accidente distinto,
mientras Marie volaba a menos varios kilómetros por hora sobre sí misma un
soplo de aire frío erizaba hasta el último vello de su cuerpo. La encontró con
los ojos y algo en él también se vino abajo,
rotura segura, se dijo. También cayó, pero de una forma distinta, se fraguó una
batalla en su mente de al menos segundo y medio hasta que por fin se vio de
forma intangible, por supuesto, rendido a
sus pies.
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